miércoles, 18 de marzo de 2009

Muchas razones para un viaje al impenetrable

Será por haber conocido a Clemente López hace muchos años.

Será por sentir impotencia al escuchar como fue expulsado de sus tierras, hambreado como otros.

Será por la admiración y respeto que me inspira su trabajo incansable.

Será por imaginarme su dolor de aquel entonces, su perseverancia de estos 15 años y su alegría al pensar que pronto va a volver a aquel Impenetrable.

Será por todas esas y muchas otras razones que viajé a conocer a su gente y ver cómo se puede ayudar a este pueblo fuerte, que a pesar de todo sigue vivo y resistiendo y andando. A este pueblo hermano con el que tenemos algunas deudas que saldar.

Desde Castelli el viaje se hace un poco lento hasta llegar a Bermejito, a orillas del Bermejo.

En febrero el calor es agobiante, el cuerpo se pone lento y la sombra necesaria.

Y así uno va penetrando el Impenetrable hasta llegar al Paraje Nueva Población. Los tobas tienen un andar pausado, una sonrisa mansa.

Desde aquellos días y hasta hoy no dejo de pensar en ellos, en sus nombres, en su rostros y en sus necesidades. Sé que una parte de mí no volvió.





Me reuní a las 4 de la tarde con los representantes de los grupos familiares, que iban llegando desde lejos a pie o en bicicleta para hablar y les prometí lo único que tenía seguro en ese momento. Trabajar con mi corazón, mi inteligencia y mi creatividad para lograr que la ayuda llegue.
Acordé con ellos algunos trabajos que tenían que ir haciendo mientras yo trabajaba acá.
Y así cada semana salgo al aire en una radio local y les mando un mensaje para que sepan que sigo trabajando como acordamos y les pido que ellos hagan lo suyo como acordamos.

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